El adiós a Diego Maradona, una leyenda del deporte mundial que siempre valoró al básquetbol

Llora toda la Argentina, y también el mundo entero, la muerte de Diego Armando Maradona. Ya convertido en leyenda, el campeón del mundo con la Selección Argentina en el Mundial de México 1986 y subcampeón mundial en Italia 1990, siempre respetó y resaltó los valores del básquetbol. A tal punto que, con total humildad, opinó alguna vez que “Manu Ginóbili es el mejor deportista argentino de la historia” y demostró su orgullo y admiración por los logros y la identidad de la Generación Dorada. En el mismo año del fallecimiento de Kobe Bryant, vale el recuerdo de la admiración que se profesaron ambos, al igual que ocurrió con “Magic” Johnson y Michael Jordan.

El respeto y las condolencias por el fallecimiento de Maradona llegaron desde el ambiente del básquetbol, entre ellos los tuits de Manu, “Magic”, Steve Nash, Pau Gasol, Luka Doncic, Carlos Delfino, Giannis Antetokounmpo, la Liga Nacional y todos los clubes argentinos, la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB), la Liga ACB de España, la FIBA, entre otros.

La anécdota que cuenta Jorge Valdano -campeón del mundo en el Mundial 1986, autor de uno de los goles en la recordada final ante Alemania-, en un artículo publicado en el diario La Nación, pinta al Diez de cuerpo entero: “Estábamos en Berlín esperando un partido con Argentina y Bilardo insistía en la necesidad de depurar la técnica y, como las obsesiones nunca se quedan cortas, repetía sin parar que un jugador argentino tenía que vivir con la pelota en los pies: “Mañana, tarde y noche, siempre con la pelota”. Días repitiendo lo mismo. Así las cosas, a la hora de comer Diego salió de su habitación dominando una pelota, tomó un ascensor en el que siguió haciendo jueguitos, llegó al comedor, se sentó y la pelota seguía sin caerse mientras picoteaba el pan. Bilardo entró, lo vio y con una sonrisa de oreja a oreja se llenó de razón: “¿Ven? Por eso es Maradona”. Este episodio que siempre evoqué con una sonrisa, hoy llega envuelto en una inevitable tristeza”.

La frase del dibujante y escritor Roberto Fontanarrosa también describe el sentimiento popular por el autor de “La mano de Dios” (por el gol convertido con la mano nada menos que a Inglaterra en el Mundial 1986): “Qué me importa lo que hizo Diego con su vida, me importa lo que hizo con la mía”.

Diego siempre va a ser recordado como un símbolo de la Selección Argentina. Más allá de los 91 partidos disputados con la cinta de capitán, sus 34 goles y los 4 mundiales que jugó, siempre que pudo estuvo presente alentando no sólo al seleccionado de básquetbol, sino también a todos los representativos argentinos, del deporte que sea. El fútbol, el básquetbol y todo el deporte argentino lloran por el eterno capitán, el héroe y el ídolo amado por todos que ya se convirtió en leyenda.

Fuentes: @cabboficial; @LigaNacional

sebastian.adaniya@doblesytriples.com.ar

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