Siempre con una respuesta a mano

Estuvo considerado como el jugador más rápido de la NBA. Su 1,82 metro y sus 75 kilos lo favorecían notablemente en la velocidad de sus desplazamientos. Allen Iverson siempre representaba un problema para los defensores rivales, ya que era muy difícil marcarlo. Así, entonces, el equipo que lo enfrentaba debía decidir si lo perseguía el base o el tirador del equipo. Y de qué manera, ya que “The Answer” (La Respuesta), tal es su apodo, precisamente siempre iba a responderles a sus defensores con una maniobra ofensiva, ya sea con penetraciones profundas sin miedo alguno, o con lanzamientos de media distancia, que solían ser letales.

Pero por su forma de ser –rebelde, caprichoso, insolente a veces-, Iverson no fue un jugador más dentro de la liga, lo que le valió de numerosas críticas por parte de la prensa especializada. Hasta su vestimenta estuvo siempre bajo la lupa, con sus pantalones amplios y las remeras hasta las rodillas, bien cubierto de collares, aros, anillos y pulseras, con un peinado extravagante que su peluquero de New Jersey le retocaba dos veces por semana. Y en su cuerpo casi no tenía zonas libres, ya que estaba prácticamente todo tatuado. Fue muy dura su relación con el entrenador Larry Brown, quien lo dirigió en Philadelphia 76ers. Tuvieron encontronazos constantes, ya que Iverson no permitía que nadie cambiara algo que él hacía. Y menos dentro del rectángulo de juego. Y ni hablar si el entrenador lo sentaba en el banco de suplentes. En tanto, sus compañeros debían tener bien en claro que él era la estrella del equipo, y que no iba a pasar la pelota demasiado. Aunque cuando lo hacía, generalmente terminaba generando asistencias, lo que demostraba su enorme calidad, algo que nunca se discutió. En entrevistas posteriores a su retiro, habló muy bien de Brown, ya que reconoció que fue muy importante para el desarrollo de su carrera, y también era conocido su aprecio por John Thompson, quien fue su entrenador en la Universidad de Georgetown y que contribuyó en gran manera a su formación como jugador.

Que no fue nada fácil, por cierto. Porque Allen provenía de una familia humilde, hijo de una madre soltera llamada Ann –que lo tuvo a los 15 años-, con quien mantenía una relación edípica. Su niñez y su adolescencia las pasó en la calle, y muchas veces le faltó en su casa no sólo la comida, sino también la luz, el agua y el gas. El mismo grupo de amigos de la infancia siempre lo acompañó adonde vaya durante su carrera. Por supuesto, todos mantenidos por él. Con ellos disfrutaba de jugar a las cartas y al pool, y también solían salir de noche hasta altas horas de la madrugada, por lo que en muchas ocasiones llegaba tarde a las prácticas.

Cuando Allen tenía 17 años, ocurrió un hecho que pudo cambiarle la vida. A esa edad ya era famoso en Hampton, Virginia, su ciudad natal, ya que deslumbraba en la escuela secundaria tanto en básquetbol como en fútbol americano. Y un viernes concurrió con amigos a un bowling, donde comenzó a ser molestado por un grupo de chicos blancos, lo que generó una feroz pelea que terminó con una chica blanca lastimada por un sillazo. A pesar de ser menor de edad, Iverson, y tres amigos, fueron condenados a cinco años de prisión. Cuatro meses después, Doug Wilder asumió como gobernador del estado de Virginia e indultó a la joven promesa. Antes de caer preso, Allen tenía ofertas para ir a Kentucky, pero finalmente recayó en Georgetown, donde lo reclutó el coach Thompson. Luego de dos años con destacadas actuaciones se declaró elegible en el draft, en el que fue seleccionado con el Nº 1 por los Sixers en 1996.

Así, Iverson pudo cumplir el sueño de sacar a su familia y a sus amigos del ghetto. En su debut en la NBA, el 1° de noviembre de 1996, anotó 30 puntos. Al cabo de su primera temporada fue elegido como el Rookie del Año, y jugó con total desenfado ante las grandes figuras de la liga. Hay una jugada muy recordada ante el mismo Michael Jordan, a quien hizo pasar de largo dos veces con sendos amagues (un crossover espectacular), para luego convertir de media distancia, de frente al aro. “Fue la jugada que más disfruté en mi carrera”, reconoció hace un tiempo The Answer. En esa época hasta se lo trató de irrespetuoso, por animarse a desafiar y a hablarles a los jugadores consagrados. “Yo los respeto fuera de la cancha. Pero cuando jugamos, voy a tratar de ganarles. Y eso no es faltarles el respeto”, sostuvo Allen tiempo después.

Sus números demuestran que fue una de las grandes estrellas de la NBA. Fue el máximo anotador de la liga en 1999, 2001, 2002 y 2005, y tuvo un promedio de 27 puntos por partido a lo largo de su carrera. Su mayor registro como profesional lo alcanzó el 2 de diciembre de 2005, cuando marcó 60 puntos frente a Orlando Magic. Y superó 50 veces la barrera de los 40 puntos. Además, en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, fue el co-capitán de la Selección de Estados Unidos –dirigida por Larry Brown, nada menos- junto a Tim Duncan, y el goleador en el torneo, con 13.8 tantos por encuentro. En la temporada 2000/01 fue elegido el MVP de la temporada, cuando llevó a los Sixers a las finales, con un promedio de 31.1 puntos por partido y 2.5 robos en 42.0 minutos por partido. Aunque en la serie decisiva, Philadelphia cayó por 4-1 ante Los Angeles Lakers de Shaquille O´Neal y Kobe Bryant. Y ese mismo año fue el MVP del Juego de las Estrellas. Ganó el premio al Rookie del Año en su primera temporada. Terminó su carrera con un promedio de 26.7 puntos por partido (séptimo con mejor promedio de la historia), por debajo de leyendas como Michael Jordan, Wilt Chamberlain, Lebron James, Kevin Durant, Elgin Baylor y Jerry West. Todavía ostenta al récord de mayor cantidad de robos en un partido de las finales de la liga, con 10 recuperos. La camiseta Nº 3 de los 76ers todavía al día de hoy es una de las más buscadas por los fanáticos en la tienda oficial de la NBA, en la Quinta Avenida de Nueva York.

Luego de pasar por Denver Nuggets, Detroit Pistons y Memphis Grizzlies, finalmente pudo terminar su carrera en los Sixers, en donde le retiraron la camiseta Nº 3. Luego de un breve paso por el Besiktas de Turquía, tuvo varios intentos por volver a la NBA debido a sus problemas financieros, pero finalmente no se dio (Los Angeles Lakers quiso reclutarlo pero con la condición de que primero juegue en la D-League, a lo que Iverson se negó). También rechazó una oferta de Guaros de Lara, de Venezuela, ya que no quería salir de Estados Unidos. Finalmente se anunció su retiro en Octubre de 2013, e ingresó al Salón de la Fama en 2016.

En el año 2000 grabó un álbum de rap llamado 40 bars, que nunca salió al mercado por sus letras polémicas, con tratos despectivos a los homosexuales. Tuvo problemas por posesión de marihuana y armas y algunos incidentes con la policía. Amante de las apuestas, frecuentaba mucho los casinos: en uno de Atlantic City lo echaron de por vida por orinar a la vista de todos; mientras que en el Trump Taj Mahal se negó a devolver 10 mil dólares que la banca le había pagado por error. Criticó al comisionado de la NBA David Stern cuando impuso multas a quienes usaran ropas de la cultura hip-hop, y en 2012 perdió su lujosa mansión de Atlanta tras divorciarse de su esposa Tawanna.

Quizás no encaje en el modelo de superestrella que tiene la NBA, pero sin dudas Iverson fue uno de los jugadores más importantes de la historia. Ese que podía ganar un partido por sí solo. Que podía hacer enojar a los rivales con sus provocaciones, ese que podía ser abucheado en casi todos los estadios. Ese que siempre tenía una respuesta a mano.

Fuentes: @NBA; @NBALatam; nba.com

sebastian.adaniya@doblesytriples.com.ar

https://twitter.com/i/status/1258562260760330240

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