La Generación Dorada, la generación de los sueños y del orgullo nacional

Podría decirse que la Selección Argentina de básquetbol tuvo una “Generación Dorada” por los logros alcanzados en más de una década. Esos logros fueron nada menos que el subcampeonato del Mundial 2002 de Indianápolis, con la primera victoria de la historia de un equipo FIBA ante uno compuesto por jugadores de la NBA (87-80 y de visitantes), y una agónica caída ante la entonces Yugoslavia en la final, con el recuerdo imborrable de la falta que los árbitros no le cobraron a Hugo Sconochini cuando buscaba la bandeja del triunfo. También la histórica medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, con otra victoria ante el Dream Team en las semifinales, y contra Italia en la final, en el segundo gran logro del entrenador Rubén Magnano. Cómo olvidar el doble con tablero sobre la chicharra de Emanuel Ginóbili en el primer juego de ese torneo, en el 83-82 ante Serbia, que abrió el camino para acaso el título más glorioso del deporte argentino. Luego, ya con la dirección técnica de Sergio “Oveja” Hernández, llegaron las semifinales en el Mundial 2006 de Japón, y la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. En el Mundial de Turquía 2010 se logró el quinto puesto, en el Preolímpico de Mar del Plata 2011 se alcanzó el título en la final ante Brasil (80-75), mientras que en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, ya con Julio Lamas como DT, se llegó al cuarto puesto. Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 marcaron la despedida del seleccionado de “Manu” y de Andrés “Chapu” Nocioni, autor de 37 puntos y un triple agónico en la memorable victoria frente a Brasil por 111-107 en doble tiempo suplementario.

Podría pensarse también que la Generación Dorada fue denominada así por tratarse de un conjunto de jugadores muy talentosos, liderados por el mejor basquetbolista argentino de la historia, y también uno de los mejores de todos los tiempos a nivel mundial, como “Manu” Ginóbili, que es el único jugador del planeta en haber conseguido los tres títulos más importantes en su carrera: medalla de oro en los Juegos Olímpicos, anillo de la NBA y campeonato de la Euroliga. Bien acompañado, por supuesto, por el gran capitán de esta era, Luis Scola, y por grandes talentos como Juan “Pepe” Sánchez, Alejandro Montecchia, Fabricio Oberto, el ya citado Sconochini, Andrés “Chapu” Nocioni, Carlos Delfino, Walter Herrmann, Leonardo Gutiérrez, Rubén Wolkowyski, Gabriel Fernández, Lucas Victoriano, Federico Kammerichs, Leandro Palladino y Pablo Prigioni, entre otros.

Pero en realidad, los logros de la Generación Dorada exceden el plano estrictamente basquetbolístico, o aún deportivo. Ese grupo de muchachos talentosos y humildes, formaron la mejor Selección Argentina de la historia. Porque más allá de los títulos, conformaron una identidad como equipo, ese grupo de amigos sin egos tiró siempre para el mismo lado. Se enfrentaron a los mejores jugadores del mundo, y demostraron tener unos valores y principios que enorgullecieron a todos los argentinos, tanto dentro como fuera de la cancha. Dejaron su sello, pusieron en un lugar de privilegio a la Argentina en el mundo del básquetbol y, quizás lo más importante, dejaron un legado de oro.

Los jóvenes talentos de este deporte apasionante van tomando la posta con el mismo estilo que caracterizó a esta Generación Dorada, y así siguen representando de la mejor manera al deporte nacional. De esta manera, aparecieron jugadores como Facundo Campazzo, Marcos Delía, Marcos Mata, Selem Safar, Nicolás Laprovíttola y Tayavek Gallizzi, entre otros, quienes nos representaron en el Mundial 2014 de España, liderados por Scola, Nocioni y Prigioni, y con la dirección técnica de Lamas.

Para el Mundial de China 2019, la nueva generación está consolidada, y se convirtió en el primer seleccionado de América en clasificar, aún antes que Estados Unidos. El grupo, liderado por el capitán Luis Scola -el último integrante de la Generación Dorada-, con la conducción técnica de Sergio Hernández, ya cuenta con jugadores consagrados con la camiseta celeste y blanca, pero que van por más: Campazzo, Laprovíttola, Patricio Garino, Gabriel Deck, Nicolás Brussino, Luca Vildoza, Delía, Gallizzi, Agustín Cáffaro, Máximo Fjellerup y Lucio Redivo conforman el plantel elegido por el DT “Oveja” Hernández, con sus asistentes Silvio Santander y Gabriel Picatto.

El periodista que escribe estas líneas tiene varias anécdotas con este grupo de muchachos cuando recién empezaban los logros históricos, como redactor de la revista y página web doblesytriples. En esa época ya se notaba la humildad que caracterizaba a este equipo, desde los jugadores al cuerpo técnico y colaboradores, que siempre nos atendían de la mejor manera y con una sonrisa. Así fue posible hacerles notas y tomar un café con Manu, Pepe, el Chapu, Luifa, Fabri, el Colo, Cabeza, el Puma, Leo y Gabi en cualquier sector del hotel donde estuvieran alojados, siempre con la mejor predisposición, a pesar de que ya eran grandes figuras del deporte nacional.

Por eso, por los momentos vividos, por las lágrimas de alegría y emoción de la sociedad en cada logro importante de nuestra tan querida Selección Argentina de básquetbol, por el legado de oro que dejaron para el deporte nacional, por el amor y respeto que demostraron siempre por la camiseta celeste y blanca, por el sentido de pertenencia, por el sentimiento de sentirse representados de la mejor manera, la Generación Dorada es mucho más que una generación de basquetbolistas talentosos, ganadores y exitosos. Esta generación es dorada en valores y principios ante todo. Así es la Generación Dorada, la generación de los sueños y del orgullo nacional.

sebastian.adaniya@doblesytriples.com.ar

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